lunes, 26 de octubre de 2009

MAL REFLEJO


Tu nariz sangraba un poco, la magia en polvo ya corría por todo tu cuerpo. Te encerraba en ti mismo. Con ojos cristalinos le hablabas a la mujer de la limpieza de cuánto amabas a tu hija, que era todo para ti. Cuando me viste entrar por accidente a ese baño de espejos infinitos me miraste y no lo podías creer y corriste hacia mi y me abrazaste. Me susurraste dulces venenos como la manzana de Blanca Nieves. Cuando me comenzabas a envolver sentí una fría mirada que me clavaba dagas con hiel en la espalda. Esta vez fui yo el que entendió que no quería estar más allí contigo.

Desgracia



Tu voz temblaba, sabías que no te quería hablar más. A pesar de eso dejaste un mensaje. Sería el miedo a quedarte solo con tus miedos y enfermedades de vejez o simplemente que finalmente te enterabas que el último polvo, fué realmente el último de tu vida.

Antonieta, Antonieta



“Nueve, ocho, siete”: contaba ella los pasos. “Seis, cinco, cuatro”: el pomposo vestido se atoró en la escalinata y una mujer la escupió en el rostro. “tres, dos, uno”. La oscuridad y el violento sonido de la guillotina sobre ella. Luego el frío y el sonido de un tic tac a lo lejos marcando el final de la sesión y el psiquiatra diciéndole que la próxima vez, prefería efectivo y no un cheque.