miércoles, 10 de febrero de 2010

Insanamente juguetones


Juegas a asfixiarme? Antes era nuestro juego favorito. Te ponías azul y a veces te hacías la muerta, pero no te resultaba porque te reías como una loca. Otra veces me atabas las manos hasta que perdía la sensibilidad, luego me pinchabas con las agujas. Lamias la sangre con tu lengua o me hacías pintar con ellas las paredes. Pero ahora pareces tan callada, me miras transparente desde la puerta y me señalas con el dedo. Yo me duermo y pienso que es un sueño y tú vienes, fría como la indiferencia y me lames tan sensual como la primera vez y me tratas de confundir, haces que desvíe mi atención para que despeje mi cuello. Yo sé cuál es tu juego, lo que no sabes es que siempre espero que se te pase la mano y el juego se torne en tragedia.

NOCHE EXTRAñA



Tú nos veías besándonos y sabía que te morías de envidia, yo lo amaba y creí que tú perdonarías todo eso. Él, absorbente como un niño, caótico y desequilibrado como un rock pesado. Creí que lo podía controlar con mi amor y mis caricias. Pero me dormí, sólo un momento, estaba descansando los ojos y cuando los abrí se había tomado todas las pastillas del botiquín, bebido todo el alcohol de la casa y se había llevado la poca cordura que te quedaba.