jueves, 15 de mayo de 2008

EL GATO SONRIENTE SOBRE EL ARBOL.


En un rincón del Bosque de las Maravillas, vive el gato de Cheshire, un gato anaranjado con rallas negras las cuales al reflejar el sol se tornan azules o doradas, depende de quien las vea. Tiene una sonrisa que te envuelve y que te hace viajar a rincones muy profundos de tu alma, tan profundos que te puedes perder en ellos.
El gato es tan grande por adentro, que puedes volar y descubrir mientras más te internas en él, un mundo sin fin en el cual habitan todos los ratones, canarios y peces que el felino se ha comido. Deambulan en una vida eterna o tal vez en una muerte en vida, como los pecadores que habitan el infierno de Dante, sufriendo y pagando sus culpas una a una.
De pronto el gato se para en sus patas traseras y estornuda y tú sales volando de él, luego desaparece y te encuentras a ti mismo viejo, en una casa extraña con personas que nunca antes has visto y que te hablan y te dicen un nombre que no recuerdas y te abrazan y dicen que son tus hijos, mientras una enfermera te da en la boca una compota de manzana que sabe más a pollo, luego miras fijamente en la compota y ves nuevamente al gato que te mira y de pronto la compota y las personas desconocidas ya no están más. Sólo están el gato el árbol y tú; luego el gato desaparece aunque por partes, pero definitivamente sabes que sigue allí, riéndose de ti una y otra vez.

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