lunes, 26 de octubre de 2009

Antonieta, Antonieta



“Nueve, ocho, siete”: contaba ella los pasos. “Seis, cinco, cuatro”: el pomposo vestido se atoró en la escalinata y una mujer la escupió en el rostro. “tres, dos, uno”. La oscuridad y el violento sonido de la guillotina sobre ella. Luego el frío y el sonido de un tic tac a lo lejos marcando el final de la sesión y el psiquiatra diciéndole que la próxima vez, prefería efectivo y no un cheque.

1 comentario:

Gem dijo...

De donde sacaste este texto? Me gustó mucho.