lunes, 30 de marzo de 2009

LA BELLA DURMIENTE 2


Y sentía cómo entraba en sus aposentos rodeados de flores y cera. Y contenía la respiración cuando él se le acercaba. Se hacía la muerta mientras él la desvestía y dejaba que se satisfaga de su piel desnuda y blanca. La llenaba de vida cuando con espasmos la poseía y acariciaba su preciosa cabellera rubia.
Cuando lo descubrieron los militares, él gritaba que ella estaba viva, que ella le sonreía mientras él la tomaba, que en sueños ella lo seducía susurrando en su oido las más inimaginables cochinadas. Pobre hombre, ahora encerrado en el manicomio la recuerda y la sigue amando y a ella la han llevado por fin a descansar al mausoleo de la Recoleta en donde todos sus devotos descamisados la recuerdan como una santa.

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