miércoles, 12 de noviembre de 2008

DOS DE AZUCAR


Cuando me dijiste que estabas encinta, no pude esconder mi temor… temor a ser padre antes de los treinta y no poder cumplir mis sueños y metas…
Luego te vi llorando devastada y no pude dejar de abrazarte. Hablamos de los detalles del matrimonio y del futuro de nuestra nueva familia. Fue en ese momento en que decidí este viaje, nuestro último fin de semana en secreto, luego se lo diríamos a nuestros padres. También fue mi idea lo de encontrarnos románticamente aquí en la playa de siempre, en nuestro lugar secreto como tantas veces lo hicimos antes.

Preparé tus maletas, preparé tu carro y el café… lo que no te dije es que esta vez lo envenené… solo por si el ajuste en los frenos no fueran suficiente.

No hay comentarios: