Peter Pan era el amigo imaginario de mi hermano, la verdad él nunca fue muy creativo así que se “inventó” este amigo. Dicen que lo inventó porque mi nacimiento le produjo un trauma, de golpe dejó de ser el centro de atención y como no tenía muchos amigos buscó uno con el cual divertirse, y lo hizo mucho tiempo. Jugaban a las escondidas, a ver televisión, a la orquesta e incluso a molestarme. Cuando fui creciendo yo quise ser el amigo de mi hermano, pero él no quería. Yo lo seguía y lo observaba hablando con su amigo. Me daba rabia porque era tan grandote y jugando con su amigo imaginario. Yo sabía que lo hacía solo por llamar la atención. Un día conoció nuevos amigos y yo quise jugar con ellos, él no me dejó. Me ignoró como si no existiera. Cuando volvió a casa siguió ignorándome y después de almuerzo se fue a jugar con su amigo secreto. Yo quise que jugara conmigo y lo seguí, yo quería que jugáramos los tres (obvio que yo no creía en su amigo secreto), mi hermano se hartó de mi presencia y decidió decirle adiós a su amigo imaginario y regalármelo. Lo desechó así como así, tal como desechó mi amistad, tal como le dijo adiós a cualquier oportunidad en la vida de poder ser amigos.
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