miércoles, 14 de mayo de 2008

El monstruo interior.


Para Carolina, con amor y odio.

Y despertó adentro de la cripta rodeada de oscuridad, su cuello le dolía todavía por la soga, sus brazos recién coagulaban la sangre de las jeringas. Ahulló y razguñó las paredes, maldijo a todos pero no pudo salir. Mientras el aire se le acababa y dejaba de existir, afuera de la cripta su familia lloraba de felicidad, se abrazaba y le hacian una misa diciéndo lo buena que ella era.

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