martes, 13 de mayo de 2008

Lilith



La primogénita, nunca recibió su reino, se le exigió servir al hombre como ser inferior, se le obligó a olvidar, que fue creada del mismo polvo cósmico con que se creó el primer hombre y soplada por el mismo aliento creador del interior de Dios. Se le dijo que estaba allí para complacerlo en todos sus caprichos, ser su sierva, jamás su igual. Pero Lilith, hija de Dios, creada del polvo y soplada ese séptimo día por los dioses, se negó a ser esclava y se reveló ante todos, sólo para convertirse en la primera mujer inconforme de una larga lista, acusada irremediablemente de puta.

Su reino es ahora una cama, su báculo su lengua, su líquido primordial la miel de los cuerpos extasiados de placer. La hija de Dios ha renacido, nunca se ha visto posesión más extensa de piel para esta tierra.

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