jueves, 15 de mayo de 2008

LA VERDADERA LABOR DEL HADA.


El último árbol había caído y junto a él, toda la magia que en el bosque alguna vez existió. En respuesta al silencio y al dolor de esa masacre, Idalina, el hada del bosque despertó de su milenario sueño. Cansada y enferma se enteró de que los ignorantes hombres habían destruido su reino. Un sentimiento que nunca antes había experimentado le hacía arder el corazón y le nublaba la mente, sólo podía pensar en cómo vengarse y herir a los responsables de tal crueldad.
Invocó entonces a los demás seres elementales que al igual que ella se despertaron encontrando sus reinos, contaminados, consumidos, heridos y desforestados. En su intento de acudir donde Idalina, las sirenas se ahogaron en petróleo y perecieron muchas de ellas atrapadas en las redes atuneras de barcos industriales japoneses, los cuales nunca oyeron sus gritos y súplicas; los centauros al llegar a las ciudades se envenenaron con la comida chatarra que encontraron en los basureros y muchos perdieron la razón al ser tratados como animales. Incluso hubo hombres que los esclavizaron y los reunieron en manadas como ganado, sus carnes eran muy apetecidas en los supermercados y las carreras de centauros se convirtieron en el deporte de moda. Las esfinges, demasiado inteligentes y feroces, fueron cazadas para ser expuestas como trofeos por los cazadores deportivos, incluso hubo una cadena de hoteles que los adoptó como mascota y compró todos los ejemplares disecados para exponerlos como atracción. Los unicornios fueron masacrados de manera casi inmediata y con sus cuernos se hicieron ungüentos para devolver la juventud y quitar las manchas y cicatrices de la piel, convirtiéndose en un éxito económico que se vendió durante meses por televisión. Los gigantes fueron tratados por doctores que consideraron que sufrían de “gigantismo” y fueron operados y tratados con medicinas que terminaron intoxicándolos y matándolos. Las ninfas fueron encarceladas en manicomios por insensatas e impúdicas y las pocas que huyeron terminaron en las calles prostituyéndose hasta consumirse.
Idalina los esperó por años sin recibir respuesta alguna, durante ese tiempo el bosque volvió a aparecer y la volvió a nutrir, cuando Idalina estuvo lo suficientemente fuerte salió a buscar venganza. Pero al encontrarse con los hombres, vio que estos eran simples marionetas de palo, que a pesar de no tener cuerdas visibles, jugaban roles basados en círculos viciosos, vacíos y contaminados, culpando de esta plasticidad light a sus agitadas vidas modernas, tal vez por eso muchos de ellos fueron incapaces de verla y los pocos que la vieron prefirieron callar, por temor a ser encerrados en manicomios. Idalina se dio cuenta que su verdadero trabajo recién comenzaba, recordaba la vez en que transformó a un niño de Madera en uno de verdad, ahora pensaba en donde encontraría tantas ballenas para transformar a esta humanidad en hombres de verdad.

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